Apunte · 13 de agosto de 2013

    No recuerdo un mes más vacío,
    no de gente, sino de gente que dice preocuparse por la gente.
    Buenos, malos, comprendo que se vayan
    pero.
    Lo que no comprendo es el silencio
    que en nosotros -gente de tinta- es dejar de contar
    y en consecuencia de hablar
    con los que se quedan.

    No sé si cambiaría algo de otro modo.
    No me parece relevante. Ésa no es la cuestión.
    Yo crecí en una esquina de un mundo como éste
    abandonada
    distinto y como éste
    y vi lo que hacía el silencio de meses como éste
    y el brutal contraste de tiempos como éste
    entre los buenos, malos, que no pueden elegir.



    Madrid, agosto.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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