Paseo · 29 de abril de 2015

I

Si los del club cruzaran la calle y soltaran el precio de una de sus copas a los que esperan en la cola del comedor social, los segundos tendrían para un menú del día y los primeros no dejarían de tener. Pero quién sabe, puede que alguno cruce.


II

Por Corredera, sobre adoquines medio sueltos, sueltos, rotos y torcidos que forman hondonadas y turgencias no particularmente lujuriosas marcha un descapotable de los caros. Yo imagino que la gente pilla cubos de basura y se los vuelca en el asiento de atrás. A continuación, cambio la basura por distintos objetos. Cajas, latas, chapas, cosas así. La gama de posibles es grande, y constituye todo un programa político.


III

Ahora llueven pizzas.


IV

Gentrificación; palabra sin pueblo y pegote del inglés. Aburguesamiento es más elocuente y más didáctica. Y, a base de aburguesar y aburguesar, se llega no sólo a los niños de papá que van conquistando el barrio, sino también al modelo imperante de rebeldía: «profe, ¿puedo hacer una mani?».


V

Tenemos gente en prisión; anarquistas, independentistas, una muestra de todos los istas que se mueven. No tenemos: ningún movimiento de desobediencia civil, desahucios aparte. ¿Qué pasa? Un descapotable.


VI

(Esquina con Palma.)

El mendigo se queda atónito cuando una jubilada se detiene, reflexiona, descarta a los seres más o menos bien vestidos y se dirige a él para preguntar por una dirección. Los ojos no se lo pueden creer. El cuerpo adopta la rectitud de un ideal. La boca detrás de la barba responde como en presencia de un milagro. Y la dirección es correcta.


Madrid, abril.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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