En campaña · 21 de junio de 2016

Rota la bonanza pachorrera de su vida, interrumpida por una campaña electoral su contribución constante al progreso humano, un ser se pone serio y se acerca a otros seres para meterlos en vereda. La ocasión lo merece, no cabe duda, y su pensamiento gira o tiembla o se sacude o hace lo que haga el pensamiento cuando se pone en plan porque se ha enterado de que aquellos tipos, que parecen muertos de hambre, no se acercarán a las urnas el día en cuestión. ¿Dónde puso la frase que iba decir? Era brillante, esplendorosa, tan buena que le faltó poco para registrarla y pedir derechos. Mientras camina, repasa sus fines de semana en el campo, sus vacaciones de Navidad, sus vacaciones de Semana Santa, sus puentes, sus fiestas, sus siestas delante de la TV y sus charlas de política en los bares hasta que da con ella, dónde te habías metido —pregunta—, en el centro comercial donde te metiste —responde— cuando viste a lo lejos una manifestación. Pero ya está allí, ha llegado la hora. Mira a tres activistas y dice: «Le hacéis el juego a la derecha; si no votáis, no os quejéis luego». Después, se larga y pide un taxi, porque la moral cansa mucho.

Madrid, junio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


Si les gusta lo que leen


/