Si hay muertos · 25 de octubre de 2012

    Con la vida se paga el espectáculo
    que no es circo ni drama ni comedia.
    Los actores nos escupen las palabras
    y sin orden intercambian sus papeles.
    Sólo queda abrirle al maquillaje
    surcos para las lágrimas;
    escribir en los párpados cómplice
    y luego arrancar pestañas y letras.
    Uno a uno afilarse los dedos
    y empuñar las garras que pujan
    por escapar del disfraz.

    Por último, volverse al patio de butacas
    —el público tiene mi rostro
    y mi rostro es una careta rota—
    y gritar, gritar, gritar:
    si hay muertos, esto no es teatro.
    Cuando hay muertos, es una guerra.


— Ana Pérez Cañamares


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