Las Martens grises · 31 de julio de 2011

La lealtad aparece en una frase corta, al final del predicado, apretándose contra lo que sería un punto y seguido si estuviera en papel. Pero no está en papel, sino en la boca de uno de los tres hombres que toman vino, cerveza y vino en triángulo rectángulo isósceles. El del ángulo recto, el de la cerveza, lleva un buen rato en silencio. Y cuando la lealtad aparece en la frase, todas las estalactitas de su mente empiezan a temblar.
-No te fíes –continúa el ángulo agudo superior-. Mejor que te lo calles, porque...
-Sí, sí –asiente el inferior.
-Porque si dices algo, se irá de la lengua.
El inferior alcanza el vino, menea la copa y echa un trago. El superior espera a que termine y añade:
-¿Estamos de acuerdo?
-Completamente.
El eco del adverbio sigue mente, mente, mente en la gran caverna de la mente del ángulo recto, aunque apenas se nota entre el estruendo general.
Conoce bien a sus acompañantes. Son muchos años.
La conversación sigue, pero ya no escucha.
Lealtad.
Hay que ser muy cínico para dejar a todo el mundo en la estacada, perder hasta la sombra en el camino y atravesar la solana de la tarde con una palabra de la que sólo queda un carcavón sin recuerdo de lluvia.
-Estoy por escupir –dice. Es lo primero que dice.
-¿Cómo?
-¿Qué?
-Escupir. Para que el carcavón lleve algo, digo.
Los dos ángulos agudos se miran, le miran y ríen. Él sabe lo que están pensando. Rarezas de artistas. Y la tarde habría rodado por la avenida de costumbre si la lealtad, enorme, informe, tan pesada que no hay superficie que la aguante, no hubiera alterado la oscuridad subterránea del ángulo recto, que ya no está para bromas.
Las estalactitas empiezan a caer.
Ni siquiera sabe quién es la víctima de su conversación.
Da lo mismo.
Se aparta un poco de la mesa, se ajusta los cordones de las Dr. Martens grises, limpias, con el hilo amarillo de la suela tan amarillo como el primer día y el temblor se apaga, el estrépito se apaga y el mente, mente, mente pierde el énfasis de tenor y se apaga.
-Adiós.
Es su última intervención como ángulo recto.

Madrid, 31 de julio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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