Laca · 2 de junio de 2011

1. Y pasa una mano y luego otra. Negras, finas, con un peine que aparece y desaparece entre los dedos y unas tijeras que vigilo. Hay pocas cosas peores que una peluquera de ideas tradicionales, aunque tenga unas manos como ésas. Y entonces me busca el perfil y ametralla, tal cual: «¿Qué te parece lo de Sol? ¿Cómo te dejo las patillas?» Cuando la miro en el espejo, ya estaba alcanzando la laca. Formas políticas de desviar la atención.

2. Luis es uno de los beneficiarios del descenso del paro en el quinto mes, alrededor de 80.000, según el Gobierno; pero resulta que los 80.000 menos se convierten en 38.000 más si se descuentan los factores estacionales, y Luis es uno de los 38.000. En la calle, a eso de las seis, viene sacudiendo la cabeza. «¿Ayer fuiste a Sol?», pregunta. «No pude.» «¿Tienes un cigarrillo?» Le doy un cigarrillo. «Avísame cuando vayas, hay que hacer algo.» Y por hacer algo, pero en sentido contrario, uno de los 38.000 sigue la tarde hacia el Parque del Oeste.

3. Es difícil de saber, pero en algún momento del futuro, los seres pulcros y equilibrados que comparten la única mesa ocupada del exterior del bar se volverán definitivamente de piedra, por no decir otra cosa. Hablan de lo de Luis, pero con alegría. Que siete de cada diez parados cobran algún tipo de subsidio: ninguno se pregunta por los otros tres. Que los subsidios demuestran la bondad del Estado: ninguno se pregunta a cuánto ascienden. Que además no es cierto, que cuatro de cada cinco parados son delincuentes de la economía sumergida: asentimiento unánime. Al pasar por delante, uno me dedica un saludo: no se lo devuelvo.

4. De vuelta al trabajo, en el descanso final antes de afrontar un capítulo 18, suena el teléfono. Es Eva, que llama desde Barcelona por ciertos asuntos de la acampada en Sol y para intercambiar impresiones. Mientras hablamos, voy de página de Internet en página de Internet sin mirar la pantalla; pero eso cambia al cabo de dos minutos, por culpa de un individuo institucional. Responsabilidad. Ética. Grosso modo, pide que las propuestas del M15M sean responsables y exclusivamente éticas. En mitad de mi risa, Eva dice: «¿Qué pasa?». «Nada, que la peluquera nos quiere con laca.»

Madrid, junio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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