Excepciones · 2 de diciembre de 2007

«Al contrario de lo que se suele afirmar, una de las palabras más acertadas del lenguaje político americano es el sustantivo populismo. Tanto es así que se arroja a diestro y siniestro y todos tienen razón. Chávez, Morales, Ortega, García, Calderón, Uribe. También es útil tras la pérdida del poder, como acaba de demostrar Vicente Fox con el fichaje de José María Aznar y Alejandro Toledo, entre otros, para cierto centro de estudios que pretende luchar, paradójicamente, contra el populismo.

»El éxito del término no tiene ningún secreto. Engloba proyectos que en apariencia no comparten nada y que en el fondo lo comparten todo: caudillismo, abuso del nacionalismo, desprecio más o menos flagrante de las estructuras del Estado de Derecho, etc. Pero si esa fuera la noticia, no habría noticia alguna. Son los parámetros de casi toda la historia latinoamericana. La norma, no la excepción; o por lo menos lo fueron hasta el fin de la guerra fría.

«Estamos acostumbrados a interpretar la realidad en clave de grandes titulares, que por supuesto tienden a ser estridentes y a veces se centran en sucesos poco representativos de la evolución social. En América Latina ocurre con frecuencia. Se subrayan los errores y las salidas de tono de personajes como los citados y se pasa por alto lo importante: cada vez hay más excepciones al populismo. Es lo que ocurre cuando se dejan las banderas a un lado y se empieza a hacer política.»


Texto perteneciente a la columna América, del diario Público (España, 1 de diciembre).


— Jesús Gómez Gutiérrez


Si les gusta lo que leen


/