Cambiar para cambiar · 4 de noviembre de 2011

Unas elecciones generales son un principio por sus consecuencias, pero en sí mismas no son más que un final: el resultado de lo que se ha hecho o se ha dejado de hacer antes. Si el 20 de noviembre nos acostamos con una mayoría absoluta de la reacción, no será porque los ciudadanos se hayan vuelto locos, sino porque la izquierda no ha hecho su trabajo. Las matemáticas de España son tajantes. No falla la base social, abrumadoramente progresista; falla su representación. Lo único bueno que puede surgir del 20N es la aparición de fuerzas nuevas en el Parlamento. Aunque sólo sea porque su presión podría contribuir a la renovación del conjunto de la izquierda.

Sin embargo, ése es un problema que el 15M no puede resolver. Es un problema ajeno. Quizás convenga recordar que el 15M surgió en parte por la incomparecencia de la izquierda política en casi todos los aspectos que afectan a la vida de los ciudadanos. Unos se pasaron en bloque al neoliberalismo: siguen en él. Otros vivían del discurso sin hechos: siguen ahí. Y ni unos ni otros sacaban un mal pie de las instituciones, donde se está muy calentito. Como ya escribía Vázquez Montalbán en 1984, la sociedad asiste a ese espectáculo, cada vez más distanciada, desde la sospecha «de que el saber de la izquierda no se renueva y de que sus mecanismos de creación de conciencia colectiva y de movilización de energía de cambio están atrofiados».

Anoche volvimos a la Puerta del Sol. No éramos muchos; entre quinientas y mil personas bajo la lluvia. Durante el tiempo que estuve, la gente se dedicó a exponer los errores que, desde su punto de vista, comete nuestro movimiento. A nadie se le ocurrió decir que no hemos llegado más lejos ni hemos conseguido más porque los españoles sean estúpidos o propensos a cruzarse de brazos. Nosotros no apelamos a la abstención para justificar el resultado de nuestras carencias y responsabilidades; ni siquiera nos acomodamos en el victimismo ante obstáculos verdaderamente externos como las leyes y los medios del sistema. Nosotros hemos venido a cambiar las cosas. Y si para ello debemos cambiar, cambiaremos.


Madrid, noviembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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