Fantástico · 4 de junio de 2012

Al final, darán las gracias. Para esto sirven los mareos de las primas de riesgo y las supuestas amenazas de rescate a países que ya están, de facto, intervenidos: para que la gente acepte la soga, se la ponga al cuello y se ahorque voluntariamente. ¿No es maravilloso? Bruselas ya no va a intervenir España. Bruselas nos «abre el cielo» con la ayuda directa a los bancos, que la izquierda más despistada o más pringada en el chanchullo considera una salida digna.

Discúlpenme, pero no lo entienden. Asistimos a un plan viejo que no se define por la publicidad de la intervención, es decir, por el hecho de que se rompan más o menos públicamente los símbolos de lo que llamamos soberanía nacional. Que Grecia se asalte con toda la estética de los rescates y España con guantes blancos, no significa que nuestra soberanía esté menos en peligro; sólo significa que Bruselas tiene interés en salvar el pellejo de la élite española. El MEDE no ha surgido de la nada, como solución in extremis. El MEDE, como el conjunto del Pacto Fiscal europeo, ha sido siempre el objetivo.

Pero está bien, den las gracias y sigan trabajando por la derrota de lo que queda de la izquierda política, hasta que un día les ofrezcan la esclavitud y les parezca un regalo. Los que estamos fuera del sistema, sólo les pedimos que nos ahorren el cuento. Porque no son los mercados contra tal o cual país ni los mercados contra la Unión, sino el nuevo orden mundial de un grupo de mercaderes, que en la Unión hacen Bruselas, contra la democracia y los derechos sociales. Poco a poco, se van saliendo con la suya. Fantástico.

Madrid, junio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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