Así estamos · 5 de junio de 2012

Tuvo que ser el 15M. Aparentemente, a las direcciones de nuestros sindicatos y organizaciones políticas de izquierda no se les había ocurrido que la gestión de Rodrigo Rato en Caja de Madrid, alias Bankia, mereciera un proceso penal. Quizás esperaban la intervención de la Fiscalía del Estado. O de los partidos responsables de la estafa, desde el PP y el PSOE hasta las derechas autonómicas. O del Parlamento de esos partidos. O de los Reyes Magos. Pero al final, tuvo que ser el 15M.

A estas horas, la iniciativa #15MpaRato recoge los últimos euros que necesita para presentar una querella; son 15.000 que, según advierten, se podrían convertir en 80.000 más por las cosas de la Justicia del Reino y por el trabajo de investigación. Después, pasará lo que tenga que pasar. Se avanzará mucho, se avanzará poco o nos estrellaremos de nuevo con nuestras expectativas, que tampoco son tan altas; al fin y al cabo, Bankia sólo es la punta del iceberg y Rato sólo es un tornillo en el engranaje.

Pero quedémonos con eso. Tuvo que ser el 15M; los ciudadanos, incluidos muchos militantes y simpatizantes de esa izquierda que nos debía representar y no nos representa porque se empeña en respetar las instituciones, es decir, el problema. Y quedémonos también con la vergüenza de que los primeros que se querellaron contra Rato no fuéramos nosotros, sino uno de esos sindicatos ultraderechistas, socialmente irrelevantes, que extrañamente nadan en dinero.

Madrid, junio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


Si les gusta lo que leen


/