No lo olviden · 25 de marzo de 2013

Son las 12.01 GMT cuando Nicos Anastasiadis anuncia una intervención televisiva para las 17.00 GMT. No tiene mucho que decir; lo típico: que ha conseguido el mejor acuerdo y que, con la ayuda de Dios y el apoyo de la socialdemocracia, Chipre saldrá adelante. Para Merkel, la cosa es más fácil: «Estoy encantada de que hayamos sido capaces de evitar la insolvencia». Y como ya anunciaba Schaeuble, ministro de Merkel, será un rescate sin sobresaltos: un apaño del Parlamento chipriota del viernes pasado permite casualmente que el apaño del domingo no necesite el apaño de pasar por el Parlamento chipriota. ¿Ya están todos bien Anastasiadis? ¿Sí? Pues nada, a pagar.

Ahora toca la secuencia posterior. Privatizaciones, despidos, saqueo generalizado del país y después, si los 10.000 millones del día y el pico interno no bastan para pagar a los que se debe pagar, otro rescate. «La Comisión hará lo posible para aliviar las consecuencias sociales», afirma el vicepresidente de la Comisión, Olli Rehn. «La Comisión está del lado del pueblo de Chipre», afirma el presidente de la Comisión, Durao Barroso. La Tierra será de los justos, afirma una almeja. Porque lo bueno de tener poblaciones pacíficas y cultas es que les puedes hacer el mismo truco todas las veces. Nacen, sufren, discuten si la violencia es o no es éticamente admisible y, por fin, mueren. No lo olviden: a las 17.00 GMT, en sus televisores.


Madrid, marzo.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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