Una historia de amor · 12 de junio de 2008

1. Me has pedido una historia de amor y te voy a dar una. Rapidita, claro, porque son las cuatro y media de la madrugada y todavía me quedan muchas páginas, que no son tantas pero son páginas, de cuarenta o cincuenta líneas por ídem, dicho así por abreviar. Y la historia es ésta: llave abre buzón y encuentra cartas, dos con ventanas que son facturas, una larga y estrecha sin remitente y la nuestra, azul de estrellas amarillas, que rompe sin abrir.

2. Los ministros de Trabajo de la Unión Europea quieren subirnos a sesenta y cinco horas semanales. Mejor ochenta o ciento sesenta o mil cuatrocientas cuarenta, locura mediante, cuando inventen la semana de sesenta días. Y tú alegas que si el Parlamento y yo te digo que vale, que sí, pero las hordas volverán a entrar por el limes porque es el limes precisamente, aunque no en sentido geográfico, lo que estos señores quieren romper. Han mirado a un lado, han mirado a otro y creen que no hay nadie, ni un solo brazo, o por lo menos ningún brazo resistente, terminado en puño. Habrá que sacarlos de su error.

3. Dice Steiner que Europa es el lugar de la memoria, y quizá sea cierto. La plaza, la columna, el puente y el balcón en viajes por líneas de un frente, nombres, vidas de siglos. Pero nosotros no somos turistas ni esto es un decorado para nostálgicos. Más que hablar del ayer, nuestras piedras hablan del mañana. Son el deseo de vivir de sus autores. Son, por encima de todo, acción. Y también ironía, para doblegar el ombligo. Porque Europa ni siquiera es un continente: es una idea; pulida a pesar de los imperios, la superstición y la irracionalidad tras ensayar tantos imperios, superstición e irracionalidad que no quedaba un palmo de tierra sin cadáveres.

4. Por debajo del río pasa un túnel, estrecho, oscuro, de ladrillos que ahora tendrán un milenio o dímelo tú y goteras naturalmente inquietantes. Ya no puedes cruzar por él. Si querías hacerlo, haber elegido otra vida y pagado el precio, que no es pequeño. Además, resulta peligroso; un túnel es un túnel y un río es un río. Rompe la carta.

Madrid, 11 de junio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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