Intelligentsia · 6 de junio de 2012

(En algún lugar de Madrid, al final de una mani.)


El pintor.— ¿Qué suena?
La cineasta.—¿Qué? Ah, nada... el ruido de la calle.
El novelista.— Me ha parecido un disparo.
La cineasta.— O un tapón de botella de champán.
El novelista.— Y ahora suena otro...
La cineasta.— ¿Habéis visto mi película?
El pintor.— ¿Quién no?
El novelista.— ¡Están pegando tiros!
El pintor.— Tus películas son tan profundas...
La cineasta.— Es lo que intento. Salvar al cine de la acción.
Bang.— ¡Bang!
El novelista.— ¿Lo veis? ¡Un bang!
El pintor.— ¿Y qué ha dicho la crítica?
La cineasta.— Lo mismo que los críticos.
El pintor.— ¡Divina!
La cineasta.— Guapo...
El novelista.— Me asomaré al balcón...
El pintor.— Vamos, déjalo estar. Han dicho que no pasa nada.
La cineasta.— Nunca pasa nada.
El pintor.— Mujer, tampoco es para tanto; no es cosa de ponerse nihilistas.
Bang.— ¡Bang!
El novelista.— ¡Ha sonado más cerca!
La cineasta.— ¿Y tú? ¿Has visto mi película?
El novelista.— ¿Cómo? Sí, naturalmente.
La cineasta.— ¡Qué poco entusiasmo! Ah, si no adorara tu obra... Tus historias son muy cinematográficas. Imagen pura. Parece que las escribas directamente en la pantalla.
El pintor.— Colores, son colores.
El novelista.— No sé....
La cineasta.— Colores en movimiento.
El novelista.— ¿Tú crees?
Bang.— ¡BANG!
El novelista.— ¡Joder! ¡Otro tiro!
El pintor.— Qué exagerado. Serán pelotas de goma.
La cineasta.— Pelotas, pelotas... Me encantó lo que dijiste en la presentación de tu último libro. Lo de la responsabilidad individual y la transparencia.
El novelista.— Bueno... Los escritores debemos estar a la altura en tiempos de crisis.
La cineasta.— ¿No es un encanto? ¡Estar a la altura en tiempos de crisis!
El pintor.— Y qué cierto es. ¿Sabéis cuánto ha bajado la cotización de mis cuadros?
La cineasta.— Por lo menos, los cuadros no se piratean.
El pintor.— Pero los bancos ya no compran como antes.
El novelista.— Y nadie respeta la alta cultura.
Bang.— ¡BANG!
El pintor.— ¡Qué tedioso! ¡Cuánto ruido!
El novelista.— ¡Mirad, están cargando!
La cineasta.— Pues cierra el balcón y vuelve...
El novelista.— ¡No puedo! ¡Es la realidad!
La cineasta.— La suya, cariño, no la nuestra.

Madrid, junio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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