Las costuras · 26 de febrero de 2014

La luz es la misma; por lo demás, no queda ni una pared de cal ni un árbol puesto de cualquier forma, es decir, detalles de los que visten un barrio. Y en lo que no está, sonaba el hombre que se ha ido. Y no soy el único que aprendió a tocar una guitarra por admiración a ese hombre, el hijo de Lucia la Portuguesa y Antonio Sánchez. En un desierto cultural que se parece demasiado al desierto de hoy, Paco «el de Lucía», Paco de Lucía, Francisco Sánchez Gómez, puso seis cuerdas y dos manos y dijo que sólo hay fronteras para el que admite fronteras.

Pero la luz es la misma y él suena igual que entonces. Que nació en Algeciras, que un país lo adoraba, que Vallecas lo adoraba; bueno, es pasado. Y bueno, duele, mucho; como duele el dolor, siempre en presente. Pero la luz es la misma y él suena igual que entonces y sólo añado esto: cuántas cosas tienen que pasar y cuántos maestros, influencias, experiencias, pérdidas, tradiciones, rupturas, cruces, cambios, síntesis, para que surja un solo Paco de Lucía y reviente las costuras del mundo y, en lo que haga después, valga más que todo un barrio, todo un país y la propia luz.

Madrid, febrero.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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