Otro día · 18 de mayo de 2009

1. Rafael Fraguas, cronista de Madrid, escribe sobre el proyecto de Miguel Oriol para la Gran Vía. Plantas, más plantas y sobre todo aparcamientos y túneles. Pero al margen de la broma, que sustituye los hierbajos y los coches de Soy leyenda por las plantas y los estanques de un centro comercial, se me ocurre un buen sistema de medición para la salud política de un país: su capacidad de reacción ante el terrorismo urbanístico.

2. La rehabilitación del Mercado de San Miguel merece un aplauso; el hierro está donde estaba, el cristal está como debe y se ha definido bien, con elegancia, la elegancia que ya tenía. Es verdad que el contenido se reserva a privilegiados y cierto tipo de turistas por la vía de los posibles, pero los demás podemos mirar, robar, recoger céntimos del suelo o tomar cañas con aceitunas y ajos en el puesto de la Mahou. Apunte para una teoría del interclasismo español: dinero, pocos; hijosdalgo, todos. Como siempre y en espera de navajas.

3. En 1403, Enrique III de Castilla envió una embajada a la corte de Tamurbec, el último de los grandes conquistadores nómadas, para establecer una alianza contra el turco. El rey mongol falleció cuando intentaba conquistar China y los castellanos volvieron sin acuerdo pero con una joya de la literatura, La embajada a Tamorlán, de González de Clavijo, y un regalo interesante para el Trastamara: las esclavas que según la leyenda dieron nombre a la Calle de las Negras. Ahora, seis siglos después, se dice que la reforma de Conde Duque incluye la reapertura de su tramo principal, el correspondiente a la fachada posterior del cuartel. A Alejandro Sawa, que vivió allí, le habría gustado. Y quizás a su álter ego, madrileño ilustre: Max Estrella.

4. Es pronto, primera hora de la noche, cuando paso por delante del único edificio conocido cuyos balcones tienen las cortinas por fuera. Será porque la inclemencia está dentro, me digo, pero Maravillas desaparece en contracción de bajada, portal, escaleras, puerta, trabajo, pobreza. «Otro día se acaba y el destino era esto», escribió Mario Benedetti, nacido el 14 de septiembre de 1920 y fallecido hoy, 17 de mayo del año 2009.

Madrid.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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