Inventando la semana · 15 de junio de 2011
Nueve menos cuarto de la tarde. Durante horas, la gran mayoría de los periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión se han dedicado a condenar las agresiones que, según informaban, habían sufrido esta mañana los diputados del Parlamento catalán. No estamos hablando de excepciones, sino de la gran mayoría de los medios de comunicación. Y no estamos hablando de alguna agresión puntual, sino de agresiones en plural.Pues bien, a las nueve menos cuarto de la tarde de este miércoles, aún no se ha visto un solo video o fotografía de las supuestas agresiones. No se han visto, porque no existen. Este 15 de junio, aniversario de las primeras elecciones democráticas desde la II República, nos ha ofrecido el mayor ejercicio de incompetencia, manipulación e irresponsabilidad informativa de los últimos tiempos; incompetencia, porque todos esos medios se han limitado a copiar lo que decía el otro, espolvoreando declaraciones de políticos por aquí y por allá; manipulación e irresponsabilidad, porque sin presentar pruebas, han creado un estado de alarma social que se ha utilizado rápidamente para criminalizar el 15M.
No se equivoquen. El lanzamiento de una piel de plátano a Joan Herrera y el suceso de los vaporizadores de pintura son lo más parecido a una agresión que se ha publicado; de hecho, no hay ningún detenido por las supuestas agresiones ni, hasta donde sabemos, ninguna denuncia contra los supuestos agresores. Lo que sí hay son casualidades. Ya es mala suerte que las cargas de esta mañana, con los diputados de por medio, fueran las únicas desde el 15M que se han saldado sin detenidos. También es curioso que, a las nueve menos cuarto de este miércoles, ninguno de esos medios de comunicación se haya hecho eco del clamor de la Red: fotografías y vídeos que demuestran la presencia de policías infiltrados.
«Fascismo», decía ayer El País. Desde luego. Fascismo informativo. Y mucha torpeza. Algunos tienen tanto pánico a la calle, tanto miedo a que el M15M siga creciendo y dañe o entierre su mundo de privilegios, que no les importa hacer el juego a la reacción. Por una piel de plátano, un poco de pintura y algunos insultos, procedentes en cualquier caso de una minoría, ya estamos en la justificación del «uso legítimo de la fuerza» contra los manifestantes. Han tomado un camino muy peligroso, que un amigo resume así: «Tras toda Semana Trágica, se fusila a un Ferrer Guardia». Sólo tienen que inventarla. La semana, digo.
Madrid, junio.
— Jesús Gómez Gutiérrez