Iberoamérica posible · 11 de noviembre de 2007
«Parece una perogrullada, pero las Cumbres Iberoamericanas son lo que pueden ser: un encuentro entre países con presencia internacional media o nula que, en bastantes casos, combinan situaciones críticas con una actitud más o menos autista hacia el mundo. Pedir soluciones nacionales a las Cumbres equivale a presentar una instancia en la ventanilla y el ministerio equivocados; lo cual no significa que sean políticamente irrelevantes.
»América ha avanzado mucho en los últimos años. Como los resultados en materia social y de integración regional son escasos, tendemos a subestimar otros logros; por ejemplo, la extensión de la cultura del derecho y de un concepto fundamental, el de ciudadanía, sin el que difícilmente se puede hablar de desarrollo político e incluso económico. Es una lección que en España deberíamos tener bien aprendida y que no anda muy lejos del sentido de las Cumbres Iberoamericanas, con independencia de sus altibajos y del contenido que tengan en el futuro.
»Queda un aspecto que tampoco valoramos en su justa medida. Las relaciones interamericanas están marcadas por una fuerte desigualdad entre las partes y por una carencia de instituciones comunes, aceptadas por todos, que sirvan de marco para la resolución de conflictos. Las Cumbres, que sólo son la cara más visible del sistema de cooperación que representan, también ocupan ese espacio. Porque la cultura tiene razones que la política no entiende.»
Texto perteneciente a la columna América, del diario Público (España, 10 de noviembre).
— Jesús Gómez Gutiérrez
Lo que no dice la ley / Excepciones