Buenas tardes · 22 de abril de 2014

Ya falta menos para el gran día que será el principio de muchos grandes días; algo así como el cohetazo que nos llevará por fin a Marte o, por lo menos, la madre de todos los fuegos de artificio: las elecciones al Parlamento europeo. Y en fin, ustedes mismos (dicho sea con la mayor de las deferencias). Suerte a los partidos nuevos que no han demostrado ser tan espantosos como los viejos y, como siempre, humor y aplomo para soportar las tonterías que se dirán después.

Pero ahora estamos en el antes, con tiempo para rebuscar y mirar en el cajón donde pone Europa. Veamos. Según las encuestas, sólo hay dos organizaciones razonablemente avanzadas que le puedan hacer cosquillas al Nuevo Imperio Bonapartista: Syriza en Grecia y el M5S. Se lo han ganado; se han ido con la gente –increíble, ¿en qué cabeza cabe?– y la gente les dice: contigo, pan y cebolla. Bruselas les tiene pánico. Bueno, le tiene miedo a Syriza y pánico al M5S, porque Bruselas vive de la especulación y, con sus especulaciones, el M5S podría hacer verdadera pupa a su cosita de bolsas, euro y Capital.

Como dijo Porky, That's all, folks. Cuando llegue el gran día, llévense un casco por lo que pueda caer del cielo y, a ser posible, un diccionario de francés. Ah, Marine, Marine. Qué bien lo ha visto la ultraderecha. Mientras la izquierda se atiborra de comida para gatos, el fascismo, que no tiene nada de tímido, le quita la palabra revolución. Buenas tardes.


Madrid, abril.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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