La canción del verano · 21 de julio de 2011

Es Camps porque ha tocado Camps. Si no hubiera Camps, se buscaría otra cosa. Y el asunto es importante, sin duda, incluso crucial en la lucha contra la corrupción; pero la prensa, las emisoras de radio, las cadenas de televisión y los blogs de los periodistas a sueldo del PP y del PSOE no lo van a convertir en la canción del verano por eso, sino porque permite que todo el debate nacional gire sobre el punto que ellos quieren, sobre sí mismos.

Entre tanto, la pinza PSOE-PP se ha vuelto a unir con CIU y PNV para bloquear la ILP sobre la dación de pago. Silencio absoluto en los medios; silencio por la derecha y silencio entre los socialistas. Hoy mismo, cuando el Parlamento aprobaba el pensionazo al calor de julio, su silencio al respecto era tan redundante como el que han dedicado al 21J de Barcelona, con policías que encerraban a la gente en el Metro, policías sin identificar que exigían la documentación a docenas de personas y policías encapuchados y sin identificar que procedían a vulnerar y a limitar, respectivamente, la libertad de movimiento y el derecho a manifestarse.

Con el 15M hemos aprendido algunas cosas. Por ejemplo, que sufrimos un Estado de excepción de baja intensidad. La policía puede disolver cualquier reunión de veinte o más personas cuando le venga en gana y detener a quien le venga en gana sin que los jueces se inmuten por lo que ya son muchos cientos de detenciones a cargo de unos individuos de azul que no se identifican. Pero bueno, hablemos de Camps. Y después del tiempo y de la deuda. Y mañana, de las declaraciones de Rubalcaba y del mutis de Rajoy. Y pasado, de la maldad intrínseca de los autónomos. Y luego del senador que se meaba en las putas. Y así una tras otra, rindiendo servicios a la mano que da de comer.

Este fin de semana tenemos un compromiso y una obligación ética en Madrid. Llegan las marchas indignadas. Llegan en el peor momento del año, quizás peor que agosto, con media ciudad fuera y media ciudad dormida; pero llegan y debemos estar con ellos el sábado y el domingo. Si les fallamos, se lo pondremos muy fácil a los grandes medios de comunicación y a los sectores de los socialistas que se apuntan a nuestros éxitos y subrayan nuestros fracasos para que todo quede en agua de borrajas. La élite política y mediática del Reino no merece que le robemos ni un ápice de su silencio y su indignidad. Seamos generosos.

Madrid, julio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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