Condiciones estrictas · 8 de septiembre de 2012

(Sentado a la mesa, Dragón mueve dos veces la mano. A la tercera, pone en marcha un metrónomo y empieza a leer.)

Dragón.— Y entregarán, por este orden, los calcetines o las medias, los zapatos, zapatillas, chanclas, botas, los pantalones, cortos o largos, incluidos bombachos y demás, las faldas de cualquier clase, así como leotardos y similares, los cinturones, los tirantes, los calzoncillos, las bragas, los tangas, los ligueros, las camisas, jerséis y camisetas en todas sus variedades, los corsés y los sostenes, las corbatas, pajaritas, los pañuelos, los chales, las chaquetas, los abrigos, gabardinas, guardapolvos...
Secretaria (en la puerta).— ¿Señor?
Dragón.— Los relojes, pulseras, anillos, collares, los pendientes, los aros...
Secretaria (imperturbable).— Están esperando, señor.
Dragón.— Un momento. (Mano arriba, mano abajo y detiene el metrónomo). ¿Decías?
Secretaria.— Están esperando, señor.
Dragón.— ¿Qué hora es?
Secretaria.— Y cuarto, señor.
Dragón.— Hay tiempo... Acércate y lee, por favor. En voz alta.
Secretaria.— Sí, señor. (Se acerca a la mesa, alcanza el papel y lee.) Y entregarán, por este orden, los calcetines o las medias, los zapatos, zapatillas, chanclas, botas, los pantalones, cortos o largos, incluidos bombachos y demás, las faldas de cualquier clase, así como leotardos y similares, los cinturones, los tirantes, los calzoncillos, las bragas, los tangas, los ligueros...
Dragón (interrumpiéndola).— Etcétera, etcétera. No suena mal.
Secretaria.— Suena bien, señor. ¿Qué es?
Dragón.— Su reino por un zurullo.
Secretaria.— El señor tendrá que disculparme...
Dragón.— Condiciones estrictas, secretaria, condiciones estrictas.
Secretaria.— Pero pedirles la ropa...
Dragón (sonriéndose).— Como Paris a Hera, Atenea y Afrodita.
Secretaria (temerosa).— Mire que son gobernantes.
Dragón.— De propiedades ajenas.
Secretaria.— ¿Y no se alzarán los vendidos?
Dragón (arqueando una ceja).— Los pañuelos, los chales, las chaquetas, los abrigos, gabardinas, guardapolvos...
Secretaria..— Yo me refería al pueblo.
Dragón..— Y yo, mas se hace tarde. Que vayan pasando.
Secretaria.— ¿Con sus trajes regionales, señor?
(Dragón enciende el metrónomo, mira a la secretaria y escupe una bocanada de fuego.)
Dragón.— Qué remedio... Lo pactado obliga.


Madrid, septiembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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