Curarse en salud · 26 de enero de 2008

Benedicto XVI tiene buenos motivos para empezar en América su campaña mundial contra el aborto. En cifras, 10.000 fallecimientos anuales en virtud de legislaciones que se encuentran entre las más represivas del mundo, hasta el punto de que los abortos clandestinos son la primera causa de muerte materna en Panamá, Paraguay, Chile, Guatemala y Argentina. Nada que El Vaticano no pueda aumentar, tal vez hasta los veinte o treinta mil decesos, con el apoyo de individuos como Daniel Ortega.

Es el precio cuando el Estado renuncia a la moral laica. Porque el caso del aborto sólo es una de sus manifestaciones; por ejemplo, se habla mucho de la emigración económica y poco de la cultural: miles de homosexuales que abandonan su tierra por el rechazo o la persecución que sufren; mujeres que buscan en la Unión Europea algo que muy pocos países latinoamericanos pueden ofrecer, el derecho a vivir sin ataduras asfixiantes, la libertad. Y los avances, que en esta materia son escasos, se suelen diluir entre el machismo de sus sociedades y la debilidad de los sistemas educativos y sanitarios.

Pero el año 2007 dejó detalles interesantes; debates en Colombia y en el Cono Sur, con mejoras en las causas de despenalización, y la legalización en el D.F. de México. El Papa no cruza el Atlántico en busca de aplausos. El cuento del cura bueno y el cura malo, la supuesta diferencia entre conservadores y progresistas en la Iglesia, ya no engaña tan bien como antes. Quiere evitar otra España.



Publicado originalmente en el diario Publico, de España.

Madrid, 26 de enero del 2007.


— Jesús Gómez Gutiérrez

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Comentarios

  1. Ciertísimo el comentario final que haces del cura-poli bueno y el malo. Los progres de la Iglesia están en el mismo negocio y nunca molestan demasiado a los jefes. Cuando digan hasta aquí hemos llegado los creeremos, pero tienen muchas tragaderas.

    — Esteban · 26 enero 2008, 20:26 · #

  2. Si no me equivoco, Pinochet derogó el aborto terapéutico que regía desde 1931, y es ilegal en todos los supuestos. La aparición de la “píldora del día después”, un anticonceptivo de emergencia, ha provocado un escándalo en Chile. Es decir, palos porque bogas y palos porque no bogas.
    En general, el tema del aborto está total y absolutamente demonizado por parte de la iglesia y de los sectores “pro vida”.
    Las mujeres tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos que, en miles de casos, han sido violados, humillados, torturados.

    L. · 27 enero 2008, 12:38 · #

  3. Un circulo terrible y mortífero. Una Iglesia que enseña a los pobres en el discurso dominical que no hay que utilizar anticonceptivos como métodos preventivos y que tiraniza a aquellos que han tenido abortos diciendo los miles de muertes que ha habido anualmente.

    Ahora, ¿qué podemos decir de los niños muertos en vida que son abandonados, viven en condiciones infrahumanas, en hogares sucios y mostrencos?

    También, miles de niños que mueren todos los años de desnutrición y enfermedades causadas por la falta de higiene y alimentos adecuados.

    Ciertamente, la respuesta no es pensar en el aborto como la solución a esos problemas. Pero si la educación sexual para evitar millones de embarazos no planificados.

    Mientras se siga impidiendo la educación sexual en escuelas y centros educativos. Mientras la Iglesia misma no sea la que eduque sobre un realidad inevitable fuera del sexo intramarital. Mientras esas cosas no ocurran de nada servirá tener al Papa dando vueltas por el mundo.

    Guillermo Pineda · 28 enero 2008, 22:50 · #

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