Con suerte · 20 de mayo de 2011
Con la luna en Postas y el sol tras Montera
un vagabundo reparte octavillas.
Es un manifiesto, o algo parecido a un manifiesto,
varias líneas de palabras que forman un poema
sin intención:
que la vivienda, que la justicia, que el derecho a opinar,
que nos roban la democracia con un disfraz de democracia
y el pan, como ayer, sin disfraces.
No es poco para la ciudad que se despereza.
Otra voz sin nombre sumando voces,
otra voz enfrentada a las que dicen
también aquí
yo soy la revolución
escuchadme
yo soy el pueblo.
Cuando la mañana esté más alta y nadie se acuerde, Madrid se acordará.
Es la memoria de sus muros, con barba de tres días,
enemigos del alarde y de lo fácil.
Por un vagabundo, entra mayo. Con suerte, será abril.
— Jesús Gómez Gutiérrez