Monólogo de un hombre sentado · 28 de noviembre de 2012

(Habla sin moverse. Tiene los ojos cerrados y las manos apoyadas en los muslos.)


—Soy del 8% por hipotermia. Lo sé porque estaba en uno de los periódicos que me tapaban. «Una muerte cada cinco días», 473 personas desde el año 2006, todas sin hogar. No recuerdo las cifras exactas; sé que había más de un 25% por agresiones y como un 14% por el fuego, increíble, por intentar calentarse. Y luego el 8%. De eso me acuerdo. Me quité los periódicos y me apoyé en el respaldo del banco.

Sucede así.

Primera fase: la temperatura desciende de uno a dos grados, las manos se entumecen, la respiración se acelera, el vello corporal se eriza.

Segunda fase: la temperatura desciende de dos a cuatro grados, falta de coordinación, escalofríos, bradicardia, palidez, movimientos lentos.

Tercera fase: la temperatura desciende por debajo de los 32 grados. Dificultad para hablar, para pensar. Piel azul. Fallo de los órganos principales.

(Abre los ojos.)

Madrid está preciosa de noche.

(Cierra los ojos.)

Cuando era niño, mi padre acumulaba los periódicos viejos en una caseta del patio. Leía mucho, así que formaban pilas altas antes de que se acordara y los tirara a la basura. Una vez, empezó a desmontar una pila y salió un ratón. Mi padre se empezó a reír y me dijo que era normal; comían y comían papel, haciendo un túnel y después, al final del túnel, comían más papel que antes y hacían una madriguera.

Así estaban calientes en invierno.

Y su propia casa era su comida.

La tercera fase termina con la muerte clínica, pero la hipotermia disminuye tanto la actividad celular que el cerebro sigue activo más de lo corriente. Quizás estoy en ese punto, pensando en ratones.


(Oscuro.)


Madrid, noviembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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