Intelectuales y artistas · 2 de julio de 2011

Se dicen intelectuales y artistas de izquierda. Si se dicen, seguramente lo serán. Por mi parte, no dudo que algunos de ellos lo son y que otros, lo fueron. Y está muy bien que a estas alturas, cuando ya tenemos cinco millones de parados, ocho millones por debajo del umbral de la pobreza, dos millones que pasan hambre y un hartazgo que se ha materializado en las calles desde el 15M, esos intelectuales y artistas de izquierda salgan de su silencio o sus acomodos y pidan otra izquierda porque ésta ya no vale.

En eso estamos de acuerdo, desde luego. Ésta ya no vale o, por lo menos, no es suficiente. En lo que tal vez no estemos de acuerdo es en los motivos. Siempre cabe la posibilidad de que, durante muchos años, parte de ese grupo de intelectuales y artistas estuviera ciego, mudo y sordo ante la precarización del país porque consideraba que estar ciego, mudo y sordo era lo mejor para el pueblo. Tampoco conviene pecar de desconfianza. Seguro que no fue porque vivían muy bien del sistema. Pero teniendo en cuenta que ellos eran los intelectuales y artistas de la izquierda que ya no vale, se arriesgan a que la gente piense en las ratas y el barco.

La izquierda política necesita organizaciones nuevas; es evidente ahora y lo era hace un año, dos años, tres años, cuatro años, etc. Desde ese punto de vista, no hay nada que objetar; todo lo que sume debería ser bienvenido. Pero ni los mejores representantes del grupo, donde hay demasiados personajes de abrevadero, han entendido hasta dónde llega la crisis que algunos acaban de descubrir. Esto ya no es un problema de sumar unos cuantos escaños más para parar a la derecha, ocurra lo que ocurra. Si realmente quieren ser útiles y aprovechar el impulso del M15M, como dicen, tendrán que cambiar.

Nuestro movimiento no es otro apaño entre cúpulas; es un movimiento plural y popular en el que cabe mucha gente y de muchas familias, pero también es esencialmente antiaristocrático. Ustedes, mejores o peores, son el establishment progresista de toda la vida, y bien que se ve cuando eligen el Círculo de Bellas Artes para presentar su manifiesto y afirman que quieren «poner a pensar a la gente», ahora, meses después de que la gente se pusiera en marcha sin su apoyo. Ni siquiera se han dado cuenta de que el M15M no se limita a poner en duda las bases económicas y parte de las políticas del sistema, sino también la gran estafa de su base cultural.

Nace un mundo nuevo; pueden permanecer al margen, formar parte de él, ponerse en su contra o andar saltando de aquí para allá según sople el viento. Lo que no pueden hacer es dar por buena esa medalla de intelectuales y artistas, que conceden los medios y las estructuras del poder, y presentarse ante la gente como una vanguardia que no son. Guárdense el título nobiliario donde les quepa y empiecen a ser escritores, directores de cine y cantantes con o sin SGAE, es decir, trabajadores desclasados o con sentido de clase. Sería un primer paso.

Madrid, julio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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