No son imbéciles · 4 de julio de 2011

En el año 2006, el Ministerio de Economía y Hacienda y el Banco de España iniciaron una investigación para determinar la procedencia y el destino de los billetes de 500 euros en nuestro país. La Agencia Tributaria llegó a la conclusión de que había una relación directa con el sector inmobiliario y con la economía sumergida en general, lo cual explicaba que Valencia, Murcia y ciertas zonas de Andalucía tuvieran la mayor concentración. Por entonces, los billetes de 500 ascendían a 53.222 millones de euros, unos 106 millones de unidades, el 63% de todo el efectivo circulante.

Cinco años después, los periódicos anuncian que en el año 2011 estamos más o menos en los mismos niveles, pero con una pequeña diferencia: ya no suponen el 63% de todo el efectivo, sino el 71,5%. Y no vale excusarse en que el volumen total ha descendido en 15.000 millones de euros desde diciembre del 2006, porque eso sólo oscurece el panorama; significa que la chatarra en manos de la mayoría de los españoles se ha ido al guano mientras el papel a disposición de los ladrones se ha mantenido y ha crecido en porcentaje por decisión del Ministerio de Economía y el Banco de España.

En mayo del 2010, el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) publicó un informe donde se afirmaba que el 80% de las operaciones con billetes de 500 euros escapan al control del fisco y están fundamentalmente vinculadas a la compraventa de inmuebles. Nada que no hubiera dicho la Agencia Tributaria en el 2006; nada nuevo porque, en todo este tiempo, no se ha hecho nada por remediar la situación. Elijan entonces: O nuestros dirigentes son un montón de imbéciles o adoran el ladrillo y la economía sumergida. Si optan por lo primero, recapaciten; además de equivocarse, se exponen a una denuncia por delitos contra el honor.

Madrid, julio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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