La UE · 31 de mayo de 2012
Una multitud contempla un coche vacío que sube y baja por una montaña rusa. Cada pocos minutos, la megafonía del parque de atracciones suelta un chirrido y una voz que dice: «si descarrilla, será un horror». El chirrido parece lo de menos, pero es fundamental; se mete en la cabeza de tal forma que casi se sienten las ruedas del coche forzando su conexión con los raíles. Y cuando el trasto se para, el chirrido mediático se convierte en la Marcha Radetzky y los espectadores entregan sus carteras y bolsos a los funcionarios del parque, aliviados. Que nadie se sorprenda si uno de estos días cambian el chirrido de fondo y ponen la Canción de Horst Wessel.Madrid, mayo.
— Jesús Gómez Gutiérrez