Ayuda de cámara · 21 de septiembre de 2015

    Ni una voz
    digo que ni una voz suelta,
    y no se mueve digo
    nada de su sitio
    ni medio metro de su sitio
    que tiene un macuto
    y un cuerpo de hombre
    y un móvil viejo,
    conectado al enchufe del andén.

    Es como si no estuviera allí,
    pero nadie huye de lo que no está allí
    así que está, porque le huyen.

    Y se quita un jersey
    y se lo cambia por otro,
    y se quita las zapatillas
    y los pantalones
    y se pone otros pantalones
    y las zapatillas
    tan deprisa como puede,
    mirando a su alrededor
    para estar seguro de que no lo miran.

    Llega el momento de la chamarra
    y el hombre está tan nervioso
    que no se la acierta a poner.

    Disculpe
    suena una voz digo
    que rompe el silencio de cuarentena
    y unas manos digo cogen la chamarra
    y le pasan los brazos
    y le ajustan los hombros
    y la voz digo, por quitarle hierro:
    tengo una igual,
    y el hombre sonríe con mil fondos grises.


    Madrid, septiembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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