El frente · 14 de noviembre de 2015

    No, no es lo mismo matar que no matar,
    aunque se mate con la voz del que no mata,
    con su voto, con su fe, con su oído en un púlpito
    o su mano en el mando de un televisor,
    no, no es lo mismo,
    como no es lo mismo arrasar ciudades y destruir países
    que limitarse a aplaudir que los arrasen y destruyan,
    quizás a pedirlo incluso, frecuentemente a pedirlo
    porque el poder ha dicho que la democracia
    la patria
    un dios
    esas cosas que hacen la narcosis de la mayoría
    piden sangre.

    No, ni siquiera así es lo mismo,
    y tampoco lo es defenderse que atacar
    ni ser civil que ser soldado, general, presidente, rey,
    hasta la guerra tuvo una vez sus normas,
    pero ya no las tiene,
    no, ya no las tiene,
    y nadie puede creer que no lo sabe
    cuando no hay una noche sin cientos de cadáveres
    que, eso sí, no merecen indignación
    aflicción
    una vulgar mirada
    esas cosas que nos hacen ser humanos
    incluso después de elegir no serlo.



    Madrid, noviembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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