Los cordeles · 30 de agosto de 2016

    Vengo de volver
    largo mes de agosto
    calles malolientes, gente tirada
    ningún resto visible de sociedad,
    alguien se acercó y me pidió clemencia
    de qué, por qué, a mí
    como si yo fuera el suelo, sostén mis pies,
    y alguien sin cara me cantó,
    y alguien me invitó a compartir su vino
    por las leguas de los ojos
    de los cordeles de los ojos
    que se van enganchando inevitablemente
    y alguna vez, no, más que alguna
    tiran
    arrastran
    se llevan algo
    dejan
    largo mes de agosto,
    cuerpos de Pompeya en movimiento,
    frágiles cordeles que no salvan a nadie,
    y ningún resto visible de sociedad.


    Madrid.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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