Las sandalias · 15 de agosto de 2012

    Es y no es como los demás.
    Habla mal mi idioma, como algunos de los demás.
    Tiene el sol en la cara, como casi todos los demás.
    Se acerca y pide, como todos los demás.

    Pero él es distinto.
    Mirada limpia.
    Lleva poco en la calle
    o la calle, sorprendentemente
    no ha podido imponerle una bruma.
    También los hay inmunes, dicen.
    Él es el primero en muchos meses.

    Con gestos, nombra las sandalias viejas
    que hemos dejado en la silla.
    Claro, cógelas.
    Sandalias pequeñas, casi sin suela.
    Y se aleja en el Madrid de agosto,
    mirándose los pies.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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