Urgencia · 2 de julio de 2013

    Un suicidio de ayer,
    una detención del mes pasado,
    una víctima de la pobreza durante el año anterior,
    qué diferencia hay.

    Cambian los nombres, sí.

    Pero uno solo de ellos
    (cualquiera de ellos)
    tendría que haber bastado para un primer día.

    Cambian, sí.
    Tendría que, pero no bastó.
    ¿Cambian?

    Cada nombre que cae, cae contra el futuro:
    es una revolución que empuja el tiempo y lo aleja
    con su peso propio,
    abandonada.


    Madrid, julio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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