Convocatoria · 23 de mayo de 2014
Llevan cuatro años en Sol. Ya estaban allí cuando apareció el 15M, y los más jóvenes los miraban con extrañeza, porque no sabían. Aquí hay tantas cosas que no se saben. Se presentan todos los jueves con sus banderas republicanas y sus fotografías de familiares muertos y desaparecidos. Caminan, se detienen, caminan. Los he acompañado docenas de veces; he cruzado el centro para estar con ellos o me he sumado porque estaba allí, de paso, esperando o procedente de otra manifestación, concentración, causa. Nunca son demasiados y, aunque no voy a decir que la cantidad no importe, es obvio que la cantidad no aumenta ni reduce ni varía en modo alguno el primer sustantivo de su grito: «Verdad, justicia, reparación». Verdad. La verdad. Un asunto perfectamente despreciado, que en este caso es la sangre de cientos de miles y la del propio país. Así que, todos los jueves, retoman la andadura. Los he visto con cielos de nieve, de agua, sin una sola mota que interrumpa la luz, en días insufribles que el páramo de Sol vuelve más insufribles y también en muchos de los otros, cuando cuesta creer que, bajo tanta belleza, pueda haber tanto abuso. Para mí son la esperanza. No es retórica. Las víctimas desbordan el lecho de la memoria contra el olvido, con el pasado en poniente; parece que piden para sí mismas y en realidad piden para nosotros lo que exigimos en su nombre: «Verdad, justicia, reparación». El jueves 29 de mayo, estará en Madrid el fiscal del proceso abierto contra la dictadura, que se lleva a cabo en el exilio porque España no volvió nunca del exilio. Id a Sol. Caminad con ellos. Sed el principio de cambio que los hombres y mujeres de la II República querrían que fuerais.Madrid, mayo.
— Jesús Gómez Gutiérrez