Lo que hay · 5 de agosto de 2008

1. No me sorprende que el señor Joan Puig, ex diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), llame malnacidos a los extremeños. Lo raro es que las gentes de ERC, que piensan eso y cosas bastante peores, no se dediquen con más constancia al arte del insulto; es una táctica perfecta para emponzoñar relaciones y provocar escaladas verbales que aumenten, o por lo menos cierren, las filas del independentismo. ¿Será que temen a los tribunales de Justicia? No, será que tienen más aprecio al dinero que a la independencia. Y así pasan los días; tras un quizás, quizás, quizás.

2. Más simpático que lo de Puig fue lo del señor Lluís Suñer, también con las balanzas fiscales como pólvora mojada. Apadrina un niño extremeño, dijo el hombre, dirigente de Izquierda Unida, versión Cataluña, y ex cabeza de lista por Tarragona. Cuando lleguen las próximas elecciones, habrá que ver a los Frutos, Llamazares, etc., pidiendo el voto en Extremadura, Andalucía, las Castillas y otras comunidades poco trabajadoras e inclinadas al expolio fiscal. Pero yo que ellos no me preocuparía. Esa izquierda, inútil en lo social, es útil a todos los nacionalismos.

3. Lo de Puig, Suñer y sus contrapartes demuestra que el Gobierno acertó al publicar las balanzas. La información siempre es el camino correcto. Destruye mitos, centra debates y pone nerviosos a los que necesitan de mitos y debates descentrados. Lástima que la socialdemocracia no vaya más lejos en tal sentido, porque uno de los mayores defectos que tenemos en la izquierda, y que en gran parte alimenta su crisis, es el vicio de ocultar los datos difíciles. Ya tenemos ciudadanía suficiente. Imperfecta y porcentualmente limitada, es cierto, pero está aquí. Explicad cómo, cuánto, por qué y habrá punto de apoyo para mover el mundo.

4. La cultura necesita tanta luz como las cuentas del Estado y las CC.AA. Se notó con el Manifiesto en defensa del castellano, mal dirigido y con distorsiones; se notó en el griterío contrario, plagado de insultos; se notó en el juego sucio del Gobierno y del PP y se notó en el amarillismo de un par de periódicos. Porque los problemas lingüísticos existen. Pero más que problemas, lo que tenemos es incomprensión: la indignación de la gente de aquí y de allá se basa en una suma de malentendidos y hechos marginales. Nos conocemos menos de lo que deberíamos y algunos, como los de arriba, se aprovechan.


Madrid, 5 de agosto.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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