Gótico · 11 de junio de 2011

No es la Ana Botella de Aznar; es la otra, la delegada del Gobierno en Valencia, que explica los golpes y detenciones de hace unos días por los comportamientos «violentos, amenazadores y contrainstitucionales» de «elementos radicales y antisistema» que, además y en plan Fu Manchú, se quieren apoderar del M15M. Parece increíble. Tanto como el hecho de que los socialistas vayan ganando 2-1 a la derecha en el juego de actos represivos contra los manifestantes. Y con una diferencia encantadora: que hasta el momento, la derecha reprime con hombres y el PSOE, con mujeres. Imagínense el disgusto que tendrán los que creían que en política se es mejor o peor por tener o no tener tetas.

Pero en fin, todavía estábamos con las tetas y la cruz de Cotino y los príncipes que pierden la calma ante chicas republicanas y los reyes que mandan callar a los periodistas y las infantas que se saltan pasos de cebra ante señores con carritos de bebé y las Academias que añoran a Franco y los Gobiernos que reforman la reforma de la reforma de la reforma de la reforma de la reforma de la reforma laboral para estrujar un poco más a los trabajadores, cuando saltó la Brigada de Investigación Tecnológica de la policía y afirmó que habían detenido a «la cúpula» de Anonymous en España. La cúpula. De Anonymous. Dicho tal cual, tan seriamente y con careta y todo en la foto para los medios.

Lo resumía alguien en las redes sociales: este país es un asco, pero te partes la caja con él; y respondía un amigo: «ser asombro del mundo tiene esas contradicciones». Aunque vaya, ellos se referían a algo normal, más propio de nuestro gusto por el absurdo feroz, por el surrealismo llevado a las últimas consecuencias. El día 19 de mayo, una asociación de padres separados presentó una querella contra el presidente del Gobierno y su señora por llevar a sus hijas en avión, alimentarlas mal y permitir su pertenencia a un «grupo del más siniestro jaez, 'los góticos'» que en su opinión entraña «consumo y mitificación de determinadas drogas alucinógenas, necrofilia, radical antisociabilidad, desprecio de los valores de la defensa de la naturaleza y el medioambiente, propensión a los desajustes alimentarios» y, no me jodas, «odio y violencia contra las tribus». Jau.

Decía hace poco que el M15M es la última esperanza de la izquierda. Pensaba en la justicia, en la democracia, en el Derecho, en esas bobadas; pero puede que no, puede que también lo sea para la inteligencia en el sentido más básico posible, antes de que España se convierta en una Berlusconia muy particular, porque nuestro humor es bastante más negro que el de nuestros hermanos mediterráneos. Por si acaso, este antisistema y simpatizante de Anonymous, que no se pierde ninguna de las Semanas Góticas de Madrid, se larga a ejercer la violencia amenazadora de lady Botella. Vale, es algo tarde; pero no me negarán que atacar a los sioux tiene su aquel.

Madrid.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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