Estado de ánimo · 10 de mayo de 2012

No sé en qué estado de ánimo me encontraré cuando me sume a una de las marchas del 12M. Si me lo preguntan entonces, supongo que contestaré lo mismo que Groucho Marx: «¿Comparado con quién?». Pero estoy seguro de que no iré ni por mi estado de ánimo ni porque el 15M sea, como se afirma desde la flanera filosófica, un estado de ánimo. Iré por algo más permanente, las condiciones. Porque ni la pobreza ni la exclusión ni la desigualdad son estados de ánimo, sino condiciones. Que no se combaten con estados de ánimo, sino con acción.

Eso, la acción, es lo que mantiene vivo al 15M. Lo que brillaba por su ausencia hasta que muchas personas se hartaron y empezaron a trabajar contra los desahucios, las redadas ilegales de inmigrantes, la privatización del agua, etc. No se acercaron a las víctimas para decirles que ya volverían cuando su estado de ánimo se recuperara del esfuerzo de sentir, como los malos actores; han seguido en la lucha durante un año entero, con o sin el apoyo de los niños del estado de ánimo, y en bastantes casos han conocido lo que se siente al ser golpeado, fichado, detenido, juzgado.

Ustedes sabrán por qué van a salir a la calle. Yo voy a salir por ellos y porque comparto con ellos el compromiso de luchar para cambiar las condiciones. No un día ni dos. No un par de meses y luego nos vamos de vacaciones en agosto, como si la pobreza, la exclusión y la desigualdad se fueran de vacaciones. Pero si sólo tienen un estado de ánimo, no desesperen; pueden hacer negocio de lo inmaterial y dedicarse a escribir columnas de prensa sobre el sexo progresista de los ángeles. Pagan bien y te publican libros. Si no te sales del estado de ánimo.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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