Todavía · 16 de agosto de 2012

Las manifestaciones del 15 de septiembre son de la extrema derecha. ¿Suena mal? Lógico, porque es falso. Y lo sería incluso si a alguna organización de la extrema derecha le diera por sumarse al 15S. Sin embargo, las direcciones de los sindicatos mayoritarios y las organizaciones abrumadoramente cercanas al PSOE que forman la Cumbre Social, no tienen nada que temer sobre ese tipo de infundios; son sistema; llegado el caso, aplastarían la intoxicación en media hora.

Sobre #OcupaelCongreso no se puede decir lo mismo. Sus convocantes son ciudadanos particulares, sin más poder que el boca a boca para frenar a los militantes socialistas que intentan asociar el 25S al fascismo, a los periodistas socialistas que intentan asociar el 25S al fascismo y a los diputados socialistas que intentan asociar el 25S al fascismo, como acaban de hacer José Martínez Olmos, ex secretario de Estado, y Óscar López, secretario de Organización. #OcupaelCongreso juega en desventaja. No tiene periódicos, no tiene televisiones, no tiene estómagos agradecidos debajo de cada piedra. En lo único que se parece #OcupaelCongreso al PSOE es que en el 15M hay tanto ingenuo dispuesto a creer tonterías como entre los perplejos votantes de la socialdemocracia.

Pero ya que estamos con rumores, equilibremos. Por decir, también se dice que el 15S forma parte de una estrategia destinada a reeditar algo parecido a los Pactos de la Moncloa; se dice que se buscan unas elecciones generales para formar un gobierno de concentración con el apoyo de UGT y CCOO; e incluso se dice que al final hay un Mario Monti en plan dictablanda. ¿Qué les parece? ¿Suena mejor? No sé si es verdad; sólo repito lo que se oye por ahí. Y otro día repetiré otras cosas. De momento, me limitaré a recomendar que usemos la única arma que nos queda: la inteligencia. Todavía, aunque le moleste al PSOE, no es ilegal.

Madrid, julio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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