Agosto eterno · 2 de septiembre de 2013

Ya están todos o casi todos. Es septiembre. De la prensa, me quedó con una entrevista a Boris Pahor, que dice pensando en los fascismos: «Bastante me han hecho emigrar los demás». También hay un recordatorio de Federico Molero, el ingeniero republicano que fue clave en la Defensa de Madrid y pionero de la energía solar en la URSS. Lo demás es lo de siempre. Sorprende que se pueda hablar tan mal y tan poco de lo que importa y tan mal y tanto de lo que no importa.

Mejor, las caras de la calle. Un hombre encorvadísimo que no puede meter el billete en la máquina del Metro. Vagones abarrotados. Una escuadrilla de chachas que fuman cigarrillos junto a una iglesia protestante. Ojos de sueño en una editorial. Libros. Vagones menos abarrotados. La chica que busca una dirección por una entrevista de trabajo y mira la Glorieta de Bilbao como si estuviera en Saturno. El astronauta que le indica la dirección. Los turistas que preguntan al astronauta. Gente que tuvo vacaciones y desayuna en un bar. Gente que no tuvo vacaciones. Gente que no tiene nunca vacaciones. Otra mañana con palomas y policía por parejas.

Ha pasado un año desde que los ilegales perdieron el derecho a la Sanidad. Fantástico, ¿no? Con el ahorro en bárbaros y maleantes se pueden financiar muchos programas de televisión sobre el problema de los pederastas, los pederastas y los pederastas. Podría dar hasta para unos Juegos Olímpicos. Pero eso es meterse en septiembre con mal rollo, como si todo fuera un agosto eterno donde ni se ve ni se oye ni falta que hace. «Bastante me han hecho emigrar los demás.» Y lo que te rondaré, morena.

Madrid, septiembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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