Ocurrencia · 30 de marzo de 2014
Tiene algo de fascinante, por no decir otra cosa. Se cumple el 75 aniversario del fin de la II República y, con él, de la confiscación o prohibición de todos los diarios de la España democrática. Pero, de repente, sólo hubo uno. O al menos sólo hubo uno para el grupo de periodistas presuntamente de izquierda que se han sumado a una reedición del Heraldo de Madrid como si se estuvieran sumando a la quintaesencia del progreso.No me malinterpreten. Me parece bien que se reedite el Heraldo, uno de los grandes periódicos liberales. Hasta comprendo que, por motivos propagandísticos, se transforme a importantes empresarios de la época en un «ejemplo de la injerencia cívica de los catalanes en Madrid». No es más que historia antigua, ¿verdad? No hace daño a nadie y, como no hace daño a nadie, tampoco importará que se mencione esto: el Heraldo alentó y finalmente apoyó el golpe de Estado que, en marzo de 1939, causó miles de muertos en la capital, derribó el Gobierno de la II República y entregó España al fascismo.
Que cada cual saque sus propias conclusiones. Por mi parte, sólo espero que esa ocurrencia extraña sea un simple resbalón de ignorantes con ínfulas de vanguardia intelectual. Nuestro país ha sobrevivido a la incultura, al olvido, al desprecio de sus mejores hombres y mujeres; pero no podría sobrevivir a una izquierda que, setenta y cinco años después, se descubre groupie de Segismundo Casado.
Madrid, marzo.
— Jesús Gómez Gutiérrez