Cuánto vale el 100% · 3 de septiembre de 2009

1 de agosto, 1 de junio y la flecha de la veleta apunta por fin hasta el 1 de enero, lo cual supone que la cobertura económica a los parados sin subsidio pase del 40 al 85% del colectivo. Todo un avance, especialmente si Gaspar Llamazares, diputado de IU en el Congreso, no peca de optimista al afirmar que se ha convertido «una indemnización en una prestación»; las limosnas y los derechos son cosas diferentes y de intención ideológica distinta.

Ahora bien, dudo que el Gobierno se enfrasque en otro de sus delirios. En primer lugar, porque no es un triunfo suyo sino una rectificación; en segundo, porque su gestión del proceso ha sido una chapuza difícilmente superable; en tercero, porque ha engañado, ha mareado la perdiz y ha especulado con las necesidades de casi un millón de personas como si fueran contratos en el mercado de futuros; en cuarto, porque ha vuelto ha demostrar que no juega en el tablero de la realidad social, sino sólo en el de ciertos medios de comunicación, y en quinto y último lugar, porque las matemáticas dicen que el 85% de los parados no es el 100%, con lo que ya sabemos cuánto vale el 15% restante: cero.

Elena Salgado, ministra de Economía y Hacienda, ha tardado poco en felicitarse con la boca pequeña y en recordar con la grande que la medida tendrá un efecto negativo en el déficit. Buen momento para recordar que estamos hablando de 1300 millones, apenas una gota en los PGE y mucho menos en la economía real de un país donde el fraude fiscal, poco o nada perseguido por su Gobierno, se calcula entre 45.000 y 50.000 millones de euros al año, que naturalmente no hacen déficit. Pero sin llegar tan lejos, ni entrar en cuestiones como la deducción por vivienda a las rentas medias y altas, la supresión del impuesto de patrimonio a las grandes fortunas y otras bromas similares, tal vez convendría que aprovechara la ocasión para explicarnos cuál es el sentido progresista de nuestro principal instrumento tributario, el IRPF.

Como recordaba hace poco Javier López, secretario general de CCOO de Madrid, las cuentas de nuestro país son tan peculiares que los trabajadores ganamos más que los empresarios. ¿Magia? No, estadística: obviamente, un 100% vale lo que el administrador del 100% cuente o deje de contar. En el paraíso de los billetes de 500 euros, de la especulación inmobiliaria y de la mafia de guante blanco, sólo el 3% de los contribuyentes declaran más de 60.000 euros al año y cualquier multimillonario puede acceder a toda una gama de trucos como las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV), que reducen al 1% la tributación. La consecuencia final es que las rentas del trabajo, que suponen la mitad de la riqueza declarada de España, ascienden al 90% de la recaudación del IRPF.

Si queremos hablar de déficit, me temo que tendríamos que empezar por uno distinto, el de la ética del Partido Socialista. Se quería empezar el curso político con un acuerdo y se ha conseguido; a poco que la gripe A, la basura del PP y el culebrón del Constitucional y el estatuto de Cataluña aguanten un poco, Zapatero habrá ganado tiempo. Felicitémonos de que esta vez no sea a costa de los de abajo. Nada más.

Madrid, 3 de septiembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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