Un hacha · 18 de octubre de 2012

    El Tribunal Constitucional,
    el nido último
    del árbol muerto de la monarquía
    del país muerto de la monarquía
    condena a Miguel Hernández.
    La sentencia es clara. No procede. No hay
    ni habrá
    restitución
    reparación
    justicia
    mientras el árbol siga en pie.
    Miguel Hernández es culpable:
    lo dijo el Supremo y lo dicen estos
    a traición, peor que en 1940
    porque ahora se lavan las manos y las togas
    y ni siquiera asumen su calidad de verdugos.
    Tres veces tres han condenado
    al poeta de las tres heridas.
    Que no se engañen los locos ni los cuerdos que se hacen los locos.
    Que despierten los que duermen y los que han despertado y fingen.
    Que busquen un hacha grande, bien afilada
    y un lugar para una hoguera.


    Madrid, octubre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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