Puntos suspensivos · 9 de julio de 2009
1. Sólo hay dos cosas que nos salvan (en sentido literal) como especie: el arte y la ciencia. Lo demás no nos salva ni nos condena; se limita a mantenernos, lo que en términos históricos se parece a un aviso de extinción. Pero en esta humanidad fragmentada, con continentes enteros que viven en el nacionalismo del siglo XIX y hasta con estructuras políticas de la Edad Media, ya hay millones que conocen el camino y otros muchos que lo intuyen. ¿Será suficiente? Sólo si aumentamos la presión y se asume que la investigación espacial no es un capricho; detrás de la definición inversión estratégica, se oculta nada más y nada menos que una condición sine qua non para otra economía y otra política.
2. Entre tanto, el Estado fallido que llamamos Honduras retrocede a la nada total desde la nada parcial. En cierto modo, el Ejército y la imitación de Parlamento y de tribunales de Justicia que intentan dar cobertura legal al golpe, no han hecho sino repetir un defecto crítico de la política latinoamericana: actuar con desprecio del mundo, de los riesgos que se corren, del precio en suma. Pero podría ser que lo hayan repetido en los demás, cuidado. Porque ya no estamos en tiempos de la guerra fría. Porque concluido ese gran juego, y en ausencia del marco internacional de intervención que sería deseable, el resultado será consecuencia directa de la responsabilidad o irresponsabilidad, del compromiso global o del provincianismo de los gobiernos de América Latina (o en otras palabras, quién subestima qué).
3. Responsabilidad y compromiso es también lo que se espera de EEUU durante las negociaciones previas a la Cumbre del G20; los desmanes de Bush y adláteres, empezando por ese Blair al que algunos pretenden elevar a presidente de la UE, nos han hecho perder un tiempo precioso y han contribuido activamente a la involución de no pocas sociedades y gobiernos, encantados de enrrocarse ad infinitum. Pero antes, en septiembre, tendremos la incógnita de las elecciones alemanas. Si la CDU de Merkel y el FDP consiguen la mayoría absoluta, puntos suspensivos.
4. Alemania es una sonda: el país más avanzado y uno de los escarmentados, por motivos obvios. Lástima que ni esté donde se esperaba ni sus ciudadanos sean tan conscientes como deberían de que Alemania es mucho más que Alemania, y no precisamente desde una perspectiva nacionalista; lo cual me recuerda lo siguiente: ya que los Estados se empeñan en que en la UE no tengamos partidos realmente europeos, propongo que en las próximas elecciones al Parlamento de la Unión nos permitan votar a partidos de otros países; así podríamos castigar a los nuestros de un modo bastante canalla (y quizás mayoritario) sin distorsionar la distribución ideológica. Pero claro, sólo es una broma.
Madrid, 9 de julio
— Jesús Gómez Gutiérrez
Elecciones / Después de la crisis