Cerrado por reformas · 17 de junio de 2010
1. Por fin tenemos otra reforma laboral; con las acumuladas hasta la fecha se podía organizar una exposición razonablemente completa de técnicas de desregulación, pero el Gobierno de Zapatero es un gobierno dinámico y valiente y no puede ir por el mundo con normas de anteayer. Despido bastante más barato por aquí y algo más caro por allá, con el complemento de conceder carta blanca a las Empresas de Trabajo Temporal para que extiendan su red en las administraciones públicas. No es la primera vez que un gobierno abre un paraguas porque el barco se hunde, pero éste lo abre tras admitir que la lluvia no tiene nada que ver con la amenaza de naufragio y que, además, no llueve.2. Fuentes dignas de crédito afirman que los integrantes del Grupo Socialista en el Congreso se han quedado «hechos polvo» con la reforma y que cabe la posibilidad de que alguno rompa la disciplina de voto. A efectos del resultado no habría gran diferencia, pero desde el punto de vista de la izquierda sería importante que los rebeldes supuestos consumaran su rebeldía. Todo el sistema español está pensado en términos de gobernabilidad; desde la ley electoral, que distorsiona gravemente la representación política de los ciudadanos, hasta el sometimiento del Parlamento a un presidencialismo de facto que convierte a los diputados en maniquíes y al partido del Gobierno en una sombra del Gobierno mismo. Los diputados del PSOE pueden acatar la gobernabilidad sin pluralidad o pueden demostrar alguna independencia de criterios. Ya deberían saber que por el camino de ser sombra, se acaba en la Federación Socialista de Madrid.
3. La crítica no gusta mucho más en los sindicatos que en los partidos políticos, aunque los hechos demuestran que no están tan despegados de la calle como parece; si lo estuvieran, habrían convocado la huelga general con el recorte a los funcionarios y más de medio país los habría enviado a hacer puñetas. Dentro la crisis general del socialismo democrático, que es la del Estado social y de Derecho, el sindicalismo tiene sus propios desafíos: sigue enquistado en un mundo que ha dejado de existir y da la impresión de que sólo se preocupa por un sector determinado de trabajadores. Pero no nos equivoquemos; si la huelga general convocada para septiembre termina en fracaso, lo de estos meses nos parecerá una fiesta. En gran medida, éste el peor error del Gobierno de Zapatero con la reforma laboral; puestos a elegir de quién tiene más miedo, ha dicho en voz alta que teme al capital y que está dispuesto a dañar su propia base. También lo hizo González, con un PSOE incomparablemente más fuerte que el de hoy.
Madrid, junio.
— Jesús Gómez Gutiérrez
El debate impositivo / Prejuicios