La clave del discurso de Rubalcaba · 9 de julio de 2011

Sea. Toca respirar hondo y pasarlo por alto. Además, si Rubalcaba afirma que ha nacido hoy y que no ha estado nunca en el Gobierno ni ha compartido sus tesis y la responsabilidad derivada de compartirlas, qué se puede decir: obviedades políticas, obviedades éticas, joder-se-me-hace-tarde. Pero antes de pasarlo por alto, me atrevo a desear un feliz mes de mayo de 1923 a los que realmente crean que Rubalcaba ha nacido hoy y que no ha estado nunca en el Gobierno.

Titular de El País: «Rubalcaba rescata para el PSOE la esencia socialdemócrata». Lo de la esencia recuerda demasiado a cierto discurso del coronel Ripper (Sterling Hayden) en Dr. Strangelove, pero la sentencia no es ni una exageración ni exactamente un dislate. Recordemos que se refieren a un candidato que ha surgido de una nube, sin pasar por ninguna de las crisis, involuciones, depresiones, corrupciones y monerías monárquicas de la socialdemocracia contemporánea. Es un hombre nuevo; o, si se prefiere, un hombre que estaba en otro mundo, quedó atrapado en el espacio-tiempo y reaparece varias décadas después porque el espacio-tiempo es así de caprichoso.

Pues bien, eso es todo lo que necesitamos saber para estar seguros de que Rubalcaba haría exactamente lo mismo que Zapatero si llegara a la presidencia. De hecho, el empeño por contraponer sus promesas de hoy a las políticas del Gobierno al que no perteneció nunca es, además de una demostración de mal gusto, un empeño sobrante. Zapatero no fue una excepción en la socialdemocracia. La tercera vía no fue un paréntesis en la socialdemocracia. El movimiento que creyó alguna vez en el socialismo democrático se diluyó de tal manera que sólo sobreviven sus siglas; pero al servicio de la globalización neoliberal.

Rubalcaba tendría que ser mucho más que un milagro para merecer la confianza de la gente, incluidos los que creen que este bluf es el 1923 de la fundación de la Internacional Obrera y Socialista, germen de la IS. Tendría que ser un programa distinto, un proyecto distinto y, ya puestos, un partido distinto. Porque la socialdemocracia actual no es una traición de la de ayer, sino la consecuencia de acatar el sistema cuando las reglas del juego han cambiado tanto que ya no se trata de gestionar Estados sociales y de derecho, sino de gestionar su destrucción. Él, bebé de pocas horas, ha nacido fósil.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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