Leales al rey · 17 de abril de 2012

El Gobierno argentino expropia las acciones de Repsol en YPF. Sólo las de Repsol; no las que apuntan a EE.UU. ni las del Grupo Peterson, de la familia Eskenazy. A partir de ese detalle y de la historia ferozmente demagógica de los peronistas, hay gente en la izquierda española que lo considera una estafa. Quizás lo es. Una estafa a Repsol, una multinacional, y a un Gobierno débil, el español. Pero sorprende que no se hayan fijado en la segunda parte del proyecto de ley, que podría afectar a todas las compañías petroleras: se declara de «interés público nacional» la explotación, el transporte y la comercialización de hidrocarburos. La energía vuelve a ser un recurso estratégico del Estado.

A partir de ahora, vamos a ver episodios internacionales de proteccionismo en un marco tan neoliberal como antes. Si se quiere debatir sobre el contexto de Repsol, ése sería un buen punto de partida. Y si no se sabe por qué, hay otro debate más cercano: la posición de España en el mundo; el hecho cada vez más obvio de que la segunda restauración borbónica nos va dejando lo mismo que la primera, una España económica, política y culturalmente subdesarrollada. No deja de ser curioso que el régimen, incapaz de defender los supuestos intereses del país, se escude tras esos mismos intereses. Como escribió Azaña en 1937, «cualquier persona de buen juicio podía prever lo que ahora ocurre. El nombre de España, la salvación del país, etcétera, les sirve también para cohonestar el fracaso».

Este lunes, el presidente de los socialistas apoyaba al PP y a Repsol con el argumento de que «Argentina debe someterse al Estado de Derecho», como si el Estado de Derecho y un contrato mercantil fueran lo mismo. ¿Un desliz, tal vez? No, «responsabilidad institucional» y lealtad hacia las instituciones, la excusa que horas antes daban la vicesecretaria general y el secretario general del PSOE para rechazar las críticas a la monarquía. Por ahí muere España. Por el fanatismo institucional que impide reformas profundas. Por el sometimiento de las instituciones a intereses privados. Por los leales al rey.

Madrid, abril.


— Jesús Gómez Gutiérrez


Si les gusta lo que leen


/