Juegos de manos · 18 de junio de 2012

«Grecia da un respiro a Europa», decía El País en portada, abriendo edición. Había ganado la derecha griega y con ella, la estabilidad. Al cabo de unas horas, el respiro de El País se convertía en la ventosidad más seria de todas las ventosidades en las que habían terminado todos los respiros de casi todos los periódicos, televisiones y emisoras de radio de la élite del Reino, con casi todos sus especialistas en economía. La prima de riesgo les había estropeado el guión a lo Walt Disney. Como se lo estropearon todos los rescates que fueron y se lo estropearán todos los que serán.

Pero eso ya no es un problema. El lenguaje periodístico ha cambiado milagrosamente desde que la prima llegó esta tarde a los 590 puntos; del «a pesar del resultado en Grecia» (también El País) se ha pasado a un Grecia no tenía nada que ver. Es la solución más fácil. Salvo por el hecho de que la prima de riesgo está donde está porque el BCE lo quiere así. No se cruza de brazos por casualidad. No lleva catorce semanas sin comprar deuda porque se le haya olvidado, sino porque conviene a su estrategia. Y si el BCE lo quiere así, ¿qué se podía esperar al día siguiente del triunfo de los candidatos y de las políticas del BCE en las elecciones griegas?

Los grandes medios no se equivocaron con sus ediciones matinales; es decir, se equivocaron, pero sólo porque el poder está dispuesto a sacrificar cualquier cosa en sus juegos de manos, incluida la credibilidad de sus cabeceras más relevantes. «Grecia da un respiro a Europa.» El titular original de El País era correcto. Un respiro a la Europa de Merkel. La del presidente del BCE y ex vicepresidente de Goldman Sachs, quien en última instancia se limita a seguir el consejo que le diera Jeff Sica: «si yo fuera Mario Draghi, estaría escondido en alguna isla del Caribe».

Madrid, junio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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