Quién es el 25S · 25 de septiembre de 2012

Dos chavales entran en el vagón del Metro; cuando se pone en marcha, uno de ellos empieza a hablar: explica brevemente las intenciones y la organización del 25S y, al final, junto con su compañero, entregan volantes informativos. La gente se los quita de las manos. En cuatro días, reparten todos los que han podido fotocopiar con su presupuesto de precarios y llegan a muchos miles de personas. No ha sido tan difícil. Un poco de imaginación, un puñado de monedas y la valentía necesaria para hablar un minuto.

Hace meses, varias personas como ellos se hartaron de la pasividad de los sindicatos, la izquierda política y bastantes asambleas. #OcupaelCongreso, se dijo; una metáfora en mitad del silencio, una metáfora para interrumpir el discurso del sistema, resituar el nuestro y conseguir que unos y otros se retrataran. Y bien que se han retratado. 1.350 antidisturbios, más de la mitad de todos los del país. La Audiencia Nacional, reconvertida en el viejo Tribunal de Orden Público. Autobuses detenidos en las carreteras, a punta de metralleta. Ruedas de identificación en parques, calles, plazas. Violaciones sistemáticas de los derechos civiles. La derecha en plena deriva hacia el fascismo y los socialdemócratas, que intentaron sabotear la convocatoria, corriendo a borrar sus huellas.

Tácticamente, el 25S era un éxito rotundo mucho antes de que Madrid despertara con viento de otoño. Desde luego, los objetivos estratégicos son cuestión aparte; para abrir un proceso constituyente y conquistar la República, hay que dar más pasos. Pero ha empezado, por donde empieza todo: por unos cuantos que saben soñar y actuar.

Madrid, septiembre.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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