Un periodismo de nacionales · 19 de noviembre de 2012
En algún momento de sus diez años de vida, La Insignia llevó la sección de noticias de su contexto más inmediato, Iberoamérica, a la sección del contexto de todos, Internacional. No fue lo más ideológico que hicimos desde la estructura del diario. El simple hecho de que sus secciones más importantes fueran Cultura y Economía, por este orden, ya indicaba hasta qué punto nos tomábamos en serio lo que en un tiempo se llamó «internacionalismo» y hasta qué punto rechazábamos las estructuras tradicionales de la prensa y de la política.Como editor de aquel medio, me gustaría creer que contribuimos a abrir una brecha en esas estructuras y que, al final del trayecto, nuestros lectores eran un poco más libres de su sentimiento nacional, porque el pensamiento no es nacional ni cuando lo parece. Pero supongamos que La Insignia fue un fracaso en ese sentido. Aun así, si tuviéramos que repetir la experiencia, la repetiríamos desde los mismos criterios y con una beligerancia más activa en el fondo y la forma de las cosas. Las componendas intelectuales con el nacionalismo terminan en el triunfo del nacionalismo.
Dentro de unos días, la política va a parir otra encerrona. Por fin, Cataluña podrá elegir entre reacción y reacción, con su gran gama de colores: rojo y gualda o rojo y amarillo. Será el fracaso de una izquierda que nunca creyó en el federalismo ni mucho menos en la República, lo único que puede detener esa farsa; pero también será la consecuencia de un periodismo de nacionales que siempre rechazamos en nuestro diario. ¿Se entiende ahora lo que no se entendió entonces? Aparentemente, no.
Madrid, noviembre.
— Jesús Gómez Gutiérrez
Represión / Ciudadanos o esclavos