Y nos reímos · 15 de enero de 2013

Se sube al coche y arranca; tiene que recoger a un amigo que llega a la Estación del Norte de Bruselas, a 150 kilómetros; pero Sabine, que «estaba distraída», hace caso de un GPS averiado y termina en Zagreb, a 1.450 kilómetros, donde cae en la cuenta «de que ya no estaba en Bélgica». Es noticia de este lunes. Y nos reímos. Y luego nos subimos a un coche metafórico y nos vamos a cambiar el mundo y recorremos 1.450 km. por el procedimiento de dar vueltas a una rotonda.

En mayo de 1924, Azaña redactó un manifiesto que se terminó publicando clandestinamente en La Coruña porque pocos lo querían distribuir; se llamaba Apelación a la República. Siete años después, la bandera tricolor sustituía a la monárquica. No fue tan difícil. Una organización relativamente pequeña, Acción Republicana. Una gota política en el vaso de la política. Un vaso intelectual en la gota de la política. En las elecciones de junio de 1931, sólo obtuvo 30 diputados; pero había unido a las fuerzas progresistas en el único proyecto que, hasta la fecha, ha intentado sacar a España del subdesarrollo.

Sin Acción Republicana no habría existido la II República. Era la pieza que faltaba; la misma, en el mismo espacio y en la misma dirección que nos falta hoy. Damos vueltas a una rotonda. 1.450 kilómetros, 14.500 kilómetros, 145.000 kilómetros y, naturalmente, seguimos donde estábamos mientras los borbones, que vienen a ser como Sabine, terminan de ensimismamiento en Zagreb, capital de Croacia. Y nos reímos. Es noticia de todos los lunes. Tanto esfuerzo malgastado por ignorar nuestra propia cultura política.

Madrid, enero.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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