Al ciudadano medio · 3 de junio de 2013

Multas, sanciones, denuncias falsas, asaltos policiales a sedes de sindicatos, asaltos a sedes de movimientos sociales, persecución de activistas, listas negras y alrededor de mil detenidos por motivos políticos durante el año 2012. De eso trataba el encuentro contra la represión que se celebró este fin de semana en Madrid y que, como era previsible, no aparece en los grandes medios de comunicación. Pero a oscuras o bajo la luz de los focos, se ha dado un primer paso en la organización de una red estatal que comparta información y que quizás, si se desarrolla lo suficiente, pueda establecer estrategias comunes.

Al ciudadano medio que se manifiesta a pesar de todo, cada vez con más escepticismo y, por lo visto durante las últimas semanas, en menor número, le parecerá sorprendente que esa red se empiece a formar ahora. Son muchas las cosas que se tenían que haber hecho y no se han hecho; cosas que ese ciudadano medio intuye al fin al observar que el tiempo pasa y arrastra las esperanzas de cambio con la misma facilidad con que se olvidan las consignas de las manifestaciones. Algo falla; no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que no vamos por buen camino. ¿Será que ese ciudadano ha vuelto a poner su confianza en quien no debía, como tantas otras veces?

Vivimos en un estado de excepción encubierto. Cada año se producen cientos de miles de identificaciones y miles de detenciones que en el 90% de los casos no terminan con la apertura de ningún proceso; es un secreto a gritos, como las denuncias contra la policía por uso desproporcionado de la fuerza y a veces por torturas, que raramente se llegan a investigar. Este fin de semana, un grupo de activistas se han reunido en busca de respuestas algo más sólidas que la palabrería de costumbre. No sé si lo conseguirán, pero lo intentan.

Madrid, junio.


— Jesús Gómez Gutiérrez


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