Lleva un barómetro · 26 de junio de 2013
Ante todo, encantado de conocerte. Tengo entendido que tu guindo es de lo más común; según me han dicho, el de los progresistas en la política española y etcétera, etcétera. Bueno, no es tan grave. Como ves, la mayoría se engancha a la copa con uñas, dientes, nalgas, ingles y axilas, sin contar los que se cuelgan del cuello ante la indiferencia de sus vecinos y los catedráticos, periodistas, políticos, intelectuales y artistas de la izquierdita que siguen allí de recogida de firmas o recepción de aplausos y dineros mientras piden paciencia hasta las próximas elecciones: más de 330 días, que son bastante más de 7.920 horas, mucho más de 475.200 minutos y tremendamente más de 28.512.000 segundos. Imagina cuántas víctimas caben hasta ese momento de éxtasis supremo que será, no lo dudes, una tremenda cagada. Y mientras caes (feliz viaje), procura llevarlo bien.¿Cómo va eso? ¿Te mareas? No, no hay forma de prever la duración de la caída. Para algunos es un abismo sin fondo y, para otros, como saltar del bordillo de la acera al adoquinado de la calle. Además, un salto corto no asegura que después no te atropelle un autobús, como un salto largo tampoco asegura que no te estampes contra la carlinga de un avión o, más probablemente, te quedes colgando de una rama. Así que calma, calma y más calma. Yo me he marcado unos viajes increíbles. Me he cruzado con pterodáctilos al caer y luego he rebotado y terminado en un guindo más alto todavía, pero sin perder nunca el barómetro que llevo en los vaqueros. Ése es mi único consejo y el único motivo de este monólogo: lleva un barómetro en cualquier caso, siempre. Y si no sabes por qué, busca a un tal Niels Bohr y toma nota. Esta semana se cumplen cien años de su modelo atómico. Todo un tema, el del barómetro. Dice mucho sobre aprender a pensar y, si te aburres, sirve para calcular alturas.
Madrid, junio.
— Jesús Gómez Gutiérrez
Al ciudadano medio / Las palabras serias